Se estudia un nueva distribución con el objetivo de que los espacios de día ganen amplitud e iluminación natural y dejar la zona de noche alejada de las miradas. Para ello se reubica la cocina a la fachada principal, uniendo así el salón, comedor, cocina y estudio en una única y amplia zona, y dejando los dormitorios y baños agrupados en la parte más profunda de la vivienda.
Esta zona de día se compartimenta con mobiliario a medida a través de cubos y celosías de madera que nos permiten acotar las estancias sin renunciar a la luz y a la continuidad visual de los espacios.
La madera y el porcelánico, de tonos cálidos y naturales, junto con la cuidada iluminación indirecta dotan a la vivienda de un aire de paz y tranquilidad, roto puntualmente por pequeños toques de materiales más industriales, como el hormigón de los pilares vistos y el metal lacado negro, creando un perfecto contraste.